Apunte 5: Apuntes sobre erótica.

 Apuntes sobre Erótica.


Por: Félix Rincón.


Imagen 1 recuperada de: https://www.losreplicantes.com/articulos/mujeres-mas-sexo-robots-hombres/



El ser humano como apertura al otro, mediante diversas matrices semióticas, construye permanentemente distintos tipos de relaciones dentro de la sociedad. Ese diálogo implica un reconocimiento previo del otro como otro para que se de la relación. Una de esas relaciones es la apertura del ser humano con el Otro Absoluto y es la que se aborda en la teodicea, o en la teología si es como revelación. La relación hermana/hermano - hermana/hermano o amiga/amigo - amiga/amigo, es la que se trata en la política. La relación madre/padre - hija/hijo se enfatiza en la pedagógica. Y finalmente, aunque discursivamente debe ser la primera porque es la más concreta, la relación uno con otro, aunque prefiero llamarla otro con otro, y esta es a lo que atañe estos apuntes: la erótica.


El filósofo Enrique Dussel en su texto Ética y pedagógica. Para una Ética de la Liberación Latinoamericana (2012) aborda El Banquete de Platón, puntualmente la intervención de Aristófanes, donde se expone que antiguamente existían tres sexos: mujeres, varones y andróginos, estos últimos muy fuertes y seguros de sí mismos, lo que los hacía parecer potencialmente peligrosos para los dioses quienes, por ello, resolvieron  dividirlos. Esa intervención se relaciona con la intervención de Pausanias, quien decía que existen dos imágenes de Eros, uno celeste y uno terrenal, el segundo se relaciona con la satisfacción física y se da entre hombres y mujeres, el primero es un amor bello y sólo se encuentra entre hombres. Se pueden apreciar dos modos de erótica, la heterosexual y la homosexual, esta última es para Dussel un amor de lo mismo por lo mismo, en tanto que manifiestan que es el único puro, eterno de alguna manera. No puede haber amor real en lo distinto, por ello la mujer se ve como intermediaria para procrear y generar lo mismo, es decir, otro varón. 


De la anterior dialéctica dusseliana, han surgido fuertes críticas al autor argentino-mexicano por minorías homosexuales que se sienten excluidas y ofendidas con dicha reflexión, en tanto que pareciese que se hace una apología de la erótica heterosexual con tendencia monogámica; a mi parco modo de ver no es así, sino que lo que busca el autor es mostrar cómo desde esa erótica griega se da una dominación ontológica de la mujer que perdura, de alguna manera, hasta nuestros días.


En la tradición judeo-cristiana también se encuentran rastros de dominación ontológica femenina. Una narración judía habla de una mujer llamada Lilith quien fue la primera compañera de Adán, ella le reclamaba constantemente por la igualdad en tanto que ambos habían sido creados del polvo. En esa narrativa se dice que Lilith y Adán también discutían por la forma de realizar el coito; cierto día ella le reclama a él porque no quiere seguir estando debajo de Adán durante la unión carnal, él intenta obligarla y ella pronunció unas palabras mágicas, se elevó y desapareció en el cielo; posterior a ello Eva es creada de la costilla de Adán, también esta nueva mujer es dominada ontológicamente y culpada del pecado original. En estas narrativas se evidencia cómo se busca controlar el erotismo femenino reduciéndolo a un mero acto reproductivo. Se aprecia tácitamente  una clasificación de las mujeres en dos grupos, las libidinosas que buscan disfrutar de lo erótico, y las discretas que se auto mutilan eróticamente para no sentir y limitarse a cumplir la satisfacción masculina, para encajar en lo políticamente correcto. Estas mujeres no se poseen así mismas, le pertenecen conceptual e ideológicamente al hombre con el que conviven, al pastor que las orienta, al médico que las examina, al político que hace las leyes, al militar que la detiene y al juez que la condena.


Aquella dominación ontológica de la mujer, de la que ya se habló, ha socavado todos los estamentos de la cotidianidad social, hasta llegar al punto más sublime del acto sexual como lo es el orgasmo. Antropólogos evolucionistas coinciden en que el orgasmo masculino es indispensable para la inseminación porque las fuertes embestidas llevan hasta lo más profundo el esperma para fecundar el óvulo; pero de tajo manifiestan que el orgasmo femenino no cumple función biológica alguna, y que es una evolución orientada a generarle placer al hombre para que sienta satisfacción y siga copulando con la mujer y así garantizar la procreación. Dicho planteamiento se ha enquistado en algunas mujeres de la sociedad que incluso fingen orgasmos para inflar el ego machista y fálico de algunos hombres. A la anterior teoría con trasfondo falocrático, la filósofa estadounidense Elisabeth Lloyd en su libro El caso del orgasmo femenino: prejuicio en la ciencia de la evolución (2005), asevera enérgicamente que el orgasmo femenino no tiene ninguna función evolutiva biológica para ella, pero tampoco está para acrecentar egos machistas, sino que por el contrario,  es para el deleite y el goce propio. 


Hasta el momento he abordado la erótica desde el pensamiento occidental, pero me parece importante abordarla desde la literatura y la oralitura latinoamericana para vislumbrar un trasfondo erótico en las mismas. Un ejemplo de ello es el Popol Vuh de los Mayas, dicho relato inicia hablando de Alom-Qaholom que son la diosa madre y el dios padre de todo, un ser bisexual. Otro ejemplo es el complejo mitológico de Yuruparí, que son una serie de narraciones que tienen las comunidades indígenas de gran parte de la amazonía colombiana, venezolana, y brasilera. Una de esas narraciones se conoce como Ayawa mesa oka (La historia de los Ayawa, los demiurgos),  esta narración cuenta que en el principio no existía nada, sólo una esfera de oscuridad y humo, que ellos definen como He y Ketioka, de la cual emergió Anaconda Mata de Yuca.  “Lo que existe en el primer movimiento de la creación es un cuerpo primigenio andrógino que emerge en el mundo” (Cayón, 2013, p. 213). He y Ketioka representan lo masculino y femenino, que crean el universo en el parto cósmico representado con una serpiente igualmente andrógina.  Ambos ejemplos nos muestran seres bisexuales, pero el énfasis recae en la mujer, pues la esfera andrógina primigenia representa el útero de la mujer.


Desde esas eróticas latinoamericanas la mujer no es dominada, sino que es valorada y respetada por su unión formal con la macroestructura cósmica, la luna y la tierra, debido a la capacidad femenina de dar vida. Pero como es bien sabido, la colonización no sólo fue física y espacial, sino mitológica y cultural, de tal manera que la dominación erótica femenina se implementó en las mujeres latinoamericanas y permanecen en nuestras sociedades.


Un modo de rastrear históricamente diversos aspectos sociales es desde el arte. El artista viviendo su mundo lo plasma, a modo de perpetuación temporal, en su obra concreta. Ahora bien, entre los artistas me parece que el que se encarga de manera más aproximada del  logos es el literato, y desde esa línea artística se puede apreciar la dominación a la cual es sometida la mujer. En Latinoamérica difícilmente, por no decir casi imposible, se encuentran literatas que hablen de la belleza masculina, que exalten al hombre. La mayoría de escritos si bien no son luchas explícitas, si se ve, entre líneas, una pugna. Sátiras contra el hombre, burlas por el tamaño de su miembro, y desilusiones por su precocidad no sólo dejan ver una rivalidad, sino que manifiestan un rechazo por siglos y siglos de sometimiento falocrático. Esas expresiones burlescas hacia el hombre, representadas en el arte, emergen del día a día de la mujer, en sus tertulias, tintos, cervezas y copas donde se expresan entre amigas el desprecio, así sea inconsciente, a las falocracias y por ende a los portadores de esos falos. Las mujeres tienen toda la razón pues el macho falocrático que aparenta fuerza descomunal, termina siendo dominado por la estructura social fálica que se construyó, ya que depende de su falo para escapar durante el coito de toda la frustración acumulada durante su historia, y aún así, el miembro al que le deposita toda su fe, en ocasiones falla.


Pareciese absurdo después de todo lo dicho, que se pretenda encontrar una apología a la virilidad desde las literatas, pero no creo que dicha idea sea del todo descabellada. El método de la negación, con fines de liberación, no parte de negar la realidad, sino de reconocerla para postular cambios reales, por lo tanto, la sátira que con la burla pretende ridiculizar al opresor para desacreditar y reducirlo moralmente, muchas veces se concluye en algo totalmente distinto, casi en una exaltación del opresor y en una revictimización de la oprimida. El texto Diarios de Anaïs Nin, que lleva el mismo nombre de la escritora francesa de padres cubano-españoles, no hace una apología explícita del varón, pero sí resalta sus atributos, sus cualidades y el carácter de complemento para la mujer. Dicho texto me pareció toda una catarsis liberadora del género femenino, para desarrollarse de mejor manera en la sociedad. No se debe destruir al eterno opresor fálico, porque en el fondo, él también es prisionero de la falocracia. Anaïs Nin demuestra que con ese modo de escritura la mujer se libera y genera un efecto dominó libertario. Pienso que la falta de literatura de este tipo se debe, en parte, a que esa lucha matriarcal-patriarcal pareciera que no es necesaria de darse, pero desde mi condición de hombre pienso que sí, esa lucha femenina debe darse porque tiene repercusiones políticas. 


¿Qué relación tiene la erótica con la política? pareciese una pregunta absurda, pero al igual que otras ya hechas, no lo veo así. Desde las definiciones que se dieron en el comienzo se aprecia un hilo conductor que permite ver, desde las reflexiones dusselianas, que la erótica es la relación de uno con otro, de esa relación se dan hijas-hijos, el padre y la madre son los primeros educadores de sus hijos y allí se llega a la pedagógica (de la cual no se hablará en estos apuntes), y de esos hijas-hijos, a la que llamo sociedad de amigos que se interrelacionan, se vislumbra la política. Las sociedades falocráticas se fundamentan en eróticas heterosexuales masculinas monógamas, que se heredan a los hijos, y éstos las proyectan en su ejercicio político en la sociedad. 


Esa relación erótica-política es patente en diversos textos. En El Banquete, cuando Aristófanes intervino, a propósito de la división de los seres andróginos, ratificaba que los hombres buscarían la plenitud en el amor homosexual, pero que inevitablemente tendrían que procrear hijos porque la sociedad así lo demandaba. A mi modo de ver allí se da una reflexión política. Otro ejemplo es la novela Filosofía en el tocador, atribuida al Marqués de Sade; en el Quinto diálogo se encuentra la proclama Franceses, un esfuerzo más para ser republicanos, se expone, critica y exhorta a los miembros de la sociedad para alcanzar la república. El último ejemplo que pondré es El Mito de Yuruparí, anteriormente mentado, el ser andrógino que emergió en el parto cósmico generó al  varón y a la mujer, pero la mujer era la que tenía el poder político, por eso Yuruparí, como personaje épico, fue enviado por el Sol para restablecer el orden social usurpando el poder político propio de la mujer. El restablecimiento social no era más que derrocar una sociedad matriarcal para imponer la patriarcal. Política pura!


La política tiene una relación inevitable con la erótica, pero como se ha visto, el tema de la erótica suele plantearse principalmente desde perspectivas homosexuales y heterosexuales, esta última teniendo una predominancia en la actualidad, como se ha visto. Ahora bien, estas dos posturas de la erótica me parece que se quedan un poco cortas ante los avances tecnológicos y digitales que han permitido la creación de sexbots, con los cuales, a mi modo de ver, se da un modo de relación erótica humano-robot, en tanto que se dan actos concretos propios de la erótica como miradas, palabras, besos, caricias y el acto de totalización erótica que es el coito. Por lo anterior, me parece que al igual que se ha ido reevaluando el concepto legal de familia en distintos países, la perspectiva de erótica también se debe repensar. 


Los avances tecnológicos evolucionaron rápidamente al punto que ya existen todo tipo de robots, domésticos, científicos, artistas como Ai - Da, y sexbots como Harmony (femenina) y Henry (masculino) que no son considerados por sus compradores como un sextoy nada más, sino que son consideradas sus parejas. Los burdeles con robots ya funcionan en países como China y Alemania, y son objeto de debates en otras naciones, pero me parece que inevitablemente llegaron para quedarse. La pandemia del COVID-19, hizo más patente, e incluso aceleró, la demanda de sexbots para satisfacer necesidades sexuales ante la incertidumbre de la muerte por el contacto próximo con el otro humano.


Pareciese un desatino pensar en estas cuestiones pero creo que no. Ideas descabelladas, para cada momento histórico, como que los esclavos fueran libres, el derecho al voto de la mujer, derechos demandados por animalistas y ambientalistas, redefinición del concepto de familia, entre muchas otras ideas de ese tipo, fueron tomando forma hasta modificar las leyes. Me parece que la sociedad falocrática está siendo enfrentada por el género femenino, la lucha matriarcal-patriarcal que aparentemente no era necesaria, pienso que se da cada día con más furor. Esa lucha de género masculino y femenino, a mi modo de ver, se irá acrecentando; los reclamos feministas se incrementarán y derivarán necesariamente en dos posibles situaciones. La primera es una conciliación de géneros con tufillo de sometimiento de lo masculino a lo femenino como reparación a siglos de dominación fálica. La segunda es una migración de la búsqueda de satisfacción del placer masculino con los sexbots. Lo que seguiría debe ser una legislación ante la presión de algunos sectores sociales para controlar las manifestaciones ético-religiosas tradicionales.


Descabellado o no, pienso que  en el quehacer filosófico nada debe asombrarnos y debemos ir a la par de los avances, por ello dije desde el principio que la erótica la defino como la relación de otro con otro, ese otro puede ser hombre, mujer, heterosexual, homosexual o robot, por tanto, la erótica debe replantearse, reconceptualizarse y abordarse de manera un poco más seria. Ante los rechazos sociales, generados por estereotipos específicos, que llevan a los miembros de la sociedad a satisfacerse de manera autónoma y solipsista por el miedo al desprecio del otro, pienso que los sexbots pueden llegar a ser, de alguna manera, esos seres andróginos de las mitologías citadas en estos breves apuntes de erótica, y en ese orden de ideas, se debería ampliar la reflexión filosófica a una erótica bot o una erobótica.



Bibliografía:


Carro, D. (2016). Imagen 1. Recuperada de:  https://www.losreplicantes.com/articulos/mujeres-mas-sexo-robots-hombres/

Cayón, L. (2013). Pienso, luego creo. La teoría Makuna del mundo. Bogotá, D. C.: Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH.

Dussel, E. (2012). Ética y pedagógica. Para una Ética de la Liberación Latinoamericana. Buenos Aires. Editorial Docencia.

 Elisabeth Lloyd, E. (2005). El caso del orgasmo femenino: prejuicio en la ciencia de la evolución. Estados Unidos. Harvard University Press.

Marqués, D. (s.f.). La filosofía en el tocador.

Nin, A. (1992). Incesto: Diario amoroso. Siruela.


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