Apunte 9: Golpe Blando en Colombia: una radiografía desde el reclamo del Movimiento AISO a la Revista Semana.

 Golpe Blando en Colombia: una radiografía desde el reclamo del Movimiento AISO a la Revista Semana.



Por: Félix Rincón.



Obra de Ómar Cruz.



Desde el 7 de agosto del 2022 el ambiente político de Colombia está caldeado, titulares de prensa salen cada día sin ser corroborados, porque lo que menos importa es la veracidad de la información, sino el movimiento noticioso en cantidades descontroladas para saturar y modificar el imaginario colectivo de la sociedad. Lo que se busca es desnarrativizar la sociedad e imponer una nueva narrativa del miedo, una aparente situación de ingobernabilidad que estancaría y que condenaría a la población a un aletargamiento de 3 años más sin avances en reformas. Pues bien! nos encontramos ante la ejecución paulatina del método Sharp.


El método Sharp, fue plasmado en el ensayo De la dictadura a la democracia. Una infraestructura conceptual para la liberación (2011), por Gene Sharp, quien fue un escritor y politólogo estadounidense al servicio de la extrema derecha. El método que plantea Sharp es básicamente la teoría del golpe de estado blando, que consiste en usar estrategias, aparentemente, ¨no violentas¨  para desestabilizar y, a la postre, derrocar gobiernos progresistas (p. 12). La diferencia entre el golpe de estado blando y el golpe de estado militar tradicional, no radica en la ¨no violencia¨ del primero, sino en el no uso militar en el inicio del mismo, pues finalmente termina en la captación del poder por intervención militar nacional o extranjera. Lo que se busca es debilitar el gobierno de turno mediante una serie de acciones que propenden la ingobernabilidad, para allanar el camino a un futuro gobierno, que viene siendo el opositor, entendido este último como un gobierno en potencia. Lo que se busca es posicionar un nuevo gobierno, por ello, el objetivo principal del golpe blando es forzar a la renuncia, al gobernante de turno, debido a la ingobernabilidad generada por el gobierno en potencia (Sharp, 2011, p. 37), mediante técnicas conspirativas usadas como armas específicas, especialmente los medios de comunicación. 


El método propuesto por Sharp (2011) tiene cinco partes claras. La primera etapa es el ablandamiento y consiste en generar un ambiente de malestar social, publicitado por los medios masivos de comunicación, incluidas las redes sociales, para desprestigiar al líder político o al partido de gobierno. La segunda etapa es la deslegitimación mediante la acción propagandista donde se acusa de estar en una dictadura, y que la libertad de expresión y la libertad de prensa no existe o están en riesgo. La tercera etapa es el calentamiento de la calle, mediante movilizaciones en contra del gobierno. La cuarta etapa es la combinación de diversas formas de lucha, que incluyen las anteriores fases y una guerra psicológica, que genera un aparente estado de paranoia por inseguridad en la actualidad y en el futuro. Esta guerra psicológica se fortalece con falacias sobre reformas pensionales, laborales, educativas y de salud. Se dice que nos robarán las pensiones, que la salud será paupérrima, que el desempleo subirá alarmantemente y, como consecuencia, atracos, secuestros y saqueos, serán el pan de cada día. La última etapa es la fractura institucional, que tiene por objeto la renuncia del presidente y, paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar. No se puede descartar el desarrollo de una guerra civil prolongada, que genere un aislamiento internacional, tanto económico como institucional. 


Teniendo clara estas cinco etapas del golpe blando, podemos notar que la situación colombiana actual se está moviendo entre las dos primeras, con un importante accionar de los medios masivos de comunicación que presionan, atacan e incendian el contexto nacional con información falsa o no del todo cierta. Información fragmentada y entrevistas editadas, cambian, automáticamente, el hilo conductor del relato, y alteran el contexto informativo, modificando el ambiente social al generar un halo de incertidumbre. Estas estrategias mediáticas no son nuevas, pero sí han ido mutando y reapropiándose de las nuevas tecnologías para lograr su objetivo. Las redes sociales son uno de los actuales campos de acción donde viralizan información fragmentada, que lanzan premeditadamente para generar pequeñas chispas, que luego son atizadas con los medios tradicionales televisivos, radiales y escritos, estos últimos propiedad de la burguesía criolla, al servicio de emporios extranjeros, que responden a jugadas geopolíticas internacionales.


En Colombia los medios de comunicación masivos son propiedad, o tienen la mayoría  accionaria, de familias políticas y empresariales del país, que a su vez, tienen conglomerados económicos, que es lo que realmente les importa y defienden. Los medios de comunicación son plataformas desde donde alteran el pensamiento social para poner o quitar políticos que no favorecen sus intereses económicos, en primera instancia, y consecutivamente, que perjudiquen los intereses de sus subsidiarios financieros extranjeros que se mimetizan con donaciones a las ONG para poder mover los hilos de manera indirecta en países en los que tienen intereses.


La Revista Semana es un ejemplo claro del párrafo anterior. El Grupo Gilinski adquirió dicha Revista y es una de las plataformas desde donde defiende sus principales productos económicos, a saber, el Banco GNB Sudameris, y el Grupo Nutresa, que es un conglomerado de procesamiento de alimentos que está presente en casi toda la canasta familiar de los hogares colombianos, y que está a pocos meses de ser controlado totalmente por el Grupo Gilinski. Chocolates, helados, galletas, embutidos, café y pastas, entre otros, son los productos, con muchísimos subproductos, que produce este conglomerado empresarial. Las políticas económicas tomadas por el actual Gobierno Colombiano, golpean fuerte a esta empresa, en tanto que les subieron los impuestos a los alimentos ultraprocesados en este mes de noviembre del 2023. Tiene sentido entonces, que el Grupo Gilinski, actual dueño de Revista Semana, la utilice como arma contra el actual Gobierno.


Ahora bien, este es un breve abordaje de este medio de comunicación y su incidencia en la economía y la política criolla, falta dar unas pequeñas reflexiones sobre la relación que hay entre este y el extranjero. Estados Unidos mediante la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) financia programas a nivel internacional y son donantes de varias ONG, en Colombia, como la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). De igual manera, la Fundación Open Society (OSF) del multimillonario húngaro-estadounidense George Soros, un hombre de extrema derecha, financia la FLIP, como reposa en sus Informes de Gestión anuales del 2021 y 2022 (FLIP, 2023). Estas organizaciones son supervisadas por la CIA y tienen por objetivo, controlar y apoyar la lucha contra gobiernos progresistas, bajo el lema de democratizar. El objetivo de las donaciones de estas agencias, manejadas por el Gobierno de Estados Unidos, no es por valores filantrópicos, sino son serias intenciones de inmiscuirse en los debates socio-políticos de la Nación, en procura de sus intereses económicos, valiéndose de los medios de comunicación para desinformar a la población y generar ambientes de incertidumbre y, por ende, de ingobernabilidad, lo cual demuestra que llevan una agenda geopolítica internacional.


La Revista Semana ha estado atacando diariamente, de manera sistemática, al actual Gobierno Colombiano desde su posesión el 7 de agosto del 2022, con falacias que no permiten el eficaz desarrollo del Plan de Gobierno, ya que, éste, siempre debe estar saliendo a aclarar o a desvirtuar noticias falsas, o a medias, que dan de manera programada. El último gran ejemplo de ello fue el reclamo de los compañeros indígenas Nasa, Misak y Pijao, pertenecientes al Movimiento AISO, en las instalaciones de la Revista Semana, donde desinformaron y desvirtuaron la manifestación hecha por los compañeros indígenas, lo cual ya es un atentado contra el derecho a la movilización social; y ante las explicaciones dadas, sobre el reclamo,  por el Movimiento AISO y por sectores afines al Gobierno, sale la FLIP a defender a Semana y a decir que se está violando el derecho a la libre prensa. 


Es importante decir que el hecho de satanizar a la movilización social, deja patente la intención de deformar la naturaleza conceptual de situaciones particulares y darles un carácter  de ilegal a lo legal, o viceversa. En ese orden de ideas, la guerra jurídica es otra de las armas usadas en el golpe blando, que va dirigida contra los políticos que gobiernan, o contra el Pueblo que los respalda. El Pueblo que marcha es judicializado mediante la manipulación generada por un aparente sistema legal. Esto, además, va acompañado de una falsa publicidad que desacredita al gobernante frente a la masa que consume vorazmente lo que la massmedia ofrece como verdad.


Si la prensa desinforma a la población nacional, es imperativo que la sociedad se movilice y exija rectificaciones ante noticias falsas, como la dada por Revista Semana donde afirmaban que los indígenas somos subversivos financiados por el Gobierno Nacional y, por ende, al servicio del mismo; y que ante el incumplimiento de algunos acuerdos, nos queríamos tomar, días previos, el Palacio de Nariño. Lo anterior no sólo es falso sino que, además, es una agresión, en tanto que nos reducen, a los Pueblos Originarios, a sujetos pasivos e incapaces de autodeterminarnos. Los Pueblos Indígenas de Colombia somos Gobierno Propio y, como tal, tenemos autonomía y conciencia crítica propia sobre nuestras problemáticas locales y nacionales. Las afirmaciones negativas de los medios de comunicación contra nosotros, los Pueblos Indígenas, nos ponen en riesgo y nos vuelven blanco de actores al margen de la ley, lo que ratifica el daño que causan en el ámbito local. Las afirmaciones falaces de los medios de comunicación generan un halo social de ingobernabilidad, lo que confirma el daño que se causa a nivel nacional. Las afirmaciones de la Revista Semana dejan ver su sesgo político y los intereses económicos de sus dueños que, a su vez, están siguiendo lineamientos internacionales. Los ataques sistemáticos de la Revista Semana confirman que la agenda geopolítica internacional se está ejecutando en Colombia mediante el método Sharp, es decir, se está ejecutando un golpe blando.





BIBLIOGRAFÍA:


Flip. (2023). Informe de Gestión Anual. Recuperado de: https://flip.org.co/sobre-la-flip/transparencia

Sharp, G. (2011). De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación. Estados Unidos. The Albert Einstein Institution.

https://cgt.org.es/mass-media-o-como-manipular-informacion-y-criminalizar-a-los-movimientos-sociales/



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