Apunte 2: Política de las minorías.

 Política de las minorías.

Por: Félix Rincón.



El concepto de patologización social que usa el filósofo español Josep María Esquirol me parece que hila perfectamente con el concepto de marginalidad del filósofo Félix Guattari. Para el filósofo francés la sociedad debe terminar con algo a lo que él llama el mito de la marginalidad y que consiste en el intento de la persona por permanecer en un estado de autonomía, el cual es infructuoso porque termina siendo atomizado, aplastado por la totalidad. Por el contrario, se debe fortalecer socialmente a las minorías porque estas si tienen la capacidad de generar un verdadero cambio, por ello Guattari afirma que “Según un teorema de la teoría de conjuntos, la totalidad de las minorías supera todas las mayorías posibles y todas las totalidades posibles.” (p. 41). Y es que la importancia de la minoría radica en que no permite la totalización gracias a la interconexión que puede hacer con distintos conjuntos, grupos sociales. 


Antes de seguir discurriendo sobre una posible política de las minorías, es importante acotar que la marginalidad, en Guattari, es una construcción de la máquina estado. El sistema necesita crear la marginalidad  para lograr perpetuarse en el poder. Se Patologiza a las minorías para crear una especie de enfermos sociales que, según ellos, no son capaces de dirigir sus destinos y por ello deben ser direccionados por una casta de iluminados con un sinnúmero de excentricidades y beneficios, que al sentirse amenazados por la pérdida de los mismos responden brutalmente con el brazo armado-represivo. El sistema patologiza a las minorías para expropiarlas de su capacidad política, y para usarlos en pro de ello, una vez logrado ese objetivo, son desechados, marginados. La marginalidad es el residuo, lo que queda, lo que ya no sirve para el establecimiento, más ello no significa que una verdadera política de las minorías desemboque necesariamente en la marginalidad.


Volviendo a lo que me atañe, a saber, la política de las minorías, lo único que puede superar las totalidades posibles son las minorías, gracias a su capacidad interconectiva. Para intentar ser un poco más claro me apoyaré en la teoría de fractalidad que el antropólogo colombiano Luis Cayón expone en su libro Pienso, luego creo. La teoría Makuna del mundo (2013) y que descubrió en un importante y arduo trabajo con los indígenas Makuna de la amazonía colombiana, la cual consiste en que un patrón determinado se puede repetir en diferentes escalas (p. 234). Entonces, si desde la fractalidad vemos al ser humano como un complejo órgano de minorías (facetas sociales) imbricadas, tenemos que el ser humano tiene muchas facetas sociales y por lo tanto se puede interconectar con muchos otros seres humanos con los que se relaciona en facetas sociales específicas, minorías


Lo anterior excede a cualquier tipo de totalidad que quiera dominar. El sistema quiere meter a todas las minorías en un solo conjunto llamado marginal, pero como ya se vio, eso es imposible por la interconexión de las mismas. Entonces, la lógica política cambia automáticamente desde la perspectiva de las minorías, ya no puede haber unidad política en sentido totalitario, tampoco podrá haber dualidad, lo que necesariamente emerge es la polivocidad (multiplicidad) que es lo que más se aproxima a un estado democrático. 


Si vemos al ser humano como una micrópolis comprenderemos la fractalidad y la polivocidad. Yo soy un guarda de seguridad y en esta faceta me identifico con la clase obrera, pero también tengo una pequeña empresa, lo que me puede convertir en un burguesito; escribo eventualmente algunas líneas sobre filosofía de la liberación, pero no me he decolonizado de algunos pensamientos eurocéntricos adquiridos en la universidad goda en la que estudié; le hablo a mis hijas sobre la importancia de la liberación femenina del modelo social falocrático, pero arrastro lastres de autoritarismo en mi hogar. Lo propio en el ser humano es su polivocidad. Si nos entendemos como una micrópolis que intenta construir una polis y posteriormente una macrópolis, la característica de la misma deberá ser la polivocidad.


La política de la minoría consiste en superar el dualismo maniqueo que nos intenta atomizar en buenos o en malos, en ciudadanos de derecha o de izquierda. Otro ejemplo interesante me parece el de los botánicos que intentan descubrir los componentes activos de las plantas con la esperanza de ayudar en la generación de medicinas que alivien las dolencias humanas, ellos mismos indirectamente fortalecen las transnacionales farmacéuticas, las cuales pagan a algunos antropólogos y entidades estatales locales, para que usurpen mediante engaños los conocimientos de la medicina ancestral de comunidades indígenas. Dichas farmacéuticas se apropian del conocimiento colectivo que las minorías indígenas tienen de las plantas y lo privatizan bajo la figura de propiedad intelectual, para agenciarse la pertenencia del mismo y proceder a fabricar medicamentos que esclavizan a la sociedad, pues en muchos casos sólo cumplen la función de placebo, pero tampoco podemos negar que los avances en medicina son útiles y han reducido los índices de mortalidad a nivel mundial.


Ahora bien, la política de las minorías no puede caer en el mero reconocimiento de la unicidad o dualidad política, sino que debe llegar al agenciamiento de ese reconocimiento para superarlo, entonces, la cuestión fundamental es saber cómo revertirlo para llegar a lo polívoco. Y esto implica reconocer que no existen revolucionarios puros, no existe política perfecta, no existe el paraíso, no! La política de las minorías es un constante proceso constructivo y deconstructivo para descubrir nuevas formas de revolución y por ello, de resistencia. 


Una verdadera política de las minorías implica la aceptación de distintos actores políticos con sus distintos intereses, entonces emergerá el verdadero espíritu de las minorías que es pluralidad, multiplicidad, polivocidad. Esto implica el reconocimiento de todas las minorías, las madres, los niños, los padres, los obreros, los empresarios, los campesinos, los maestros, los indígenas, las negritudes, los movimientos LGTB Q +, la diversidad de culto, y todas las otras existentes. El verdadero espíritu de la política de las minorías debe orientarse hacia una articulación de los distintos actores de la sociedad para satisfacer de manera armónica sus necesidades.



Referencias:

Cayón, L. (2013). Pienso, luego creo. La teoría Makuna del mundo. Bogotá, D. C.: Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH.

Guattari, F. (1977). Deseo y revolución. Diálogo con Paolo Bertetto y Franco Bifo Berardi. (Fernando Venturi, Trad.). Milán. Squilibri.

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